Lectura: Como el papel arrugado.
Mi carácter impulsivo cuando era niño me hacía reventar de cólera a la menor provocación, la mayoría de las veces después de estos incidentes me sentía avergonzado y me esforzaba en consolar a quien había dañado.
Un día mi maestro después de una explosión de ira me entregó una hoja de papel y me dijo:
- Estrújalo.
Asombrado obedecí haciendo la hoja una bolita
- Ahora- volvió a decirme- Déjalo como estaba antes.
Por supuesto que no pude dejarlo como estaba.
Por más que traté de estirar el papel estaba lleno de pliegues y arrugas que no podían desaparecer.
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