La sociedad actual preocupada por la estética y la belleza está olvidando el valor que lleva intrínseca la vejez, el valor de la experiencia.
Con los años nuestras vivencias positivas o negativa, nos hacen más sabios.
Esto hoy día no es un valor es un contravalor, lo importante es parecer joven.
Antiguamente a los ancianos se les respetaba, sus opiniones eran valoradas y tenidas en consideración, pero esto es historia...
Hemos pasado a una sociedad en la que los mayores no sólo no se les considera sino que la mayoría de las veces son una carga para los hijos, son viejos a los que hay que arrinconar como si se tratara de un mueble que ya no sirve.
Los viejos son un estorbo que hay que quitar de enmedio en el momento que dejan de ayudar a los hijos y hay que dedicar tiempo para atenderles.
Nos hemos convertido en una sociedad hedonista con una gran dosis de individualismo, los demás cuentan poco.
Lo que vale es el YO, no el nosotros.
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