martes, 5 de octubre de 2010

boletus del algarrobo 3/3

El recoger este tipo de hongo es una costumbre que viene de antiguo, era otro recurso alimenticio de antaño que paso a incorporarse a los guisos y chanfainas de los agricultores que tenían algarrobos, enriqueciendo los llantares temporalmente, aportando genuidad a una cocina sencilla con pocas alternativas de cambios, y alegraban esos trofeos temporales rompiendo la monotonía gastronómica de una vida austera de muchos esfuerzos, penalidades y pocas alegrías.

Los bolos brotan en agosto, septiembre
y octubre después de los temporales de lluvia, coincidiendo su aparición con la recogida de las algarrobas, y pueden llegan a tener y pesar hasta dos o tres kilos.

Los "cullidors de garrofes " veían en los bolos de
garrofera una exquisitez a veces exagerada , y descubrir un bolo era la excusa perfecta y motivo para hacer algo de fiesta, si el bolo era joven y estaba creciendo esperaban dos o tres días para conseguir tener más "rancho", con cuatro días madura.

Fueron hábiles la gente de
Moró de saber explorar este tipo de recursos, y han sabido mantener el bolo dentro de sus tradiciones gastronómicas, disfrutando de un producto peculiar y genuino, un aroma y sabor diferenciado que aromaticamente todavía esta sin descubrir por la alta cocina.

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