Después de un día de trabajo, un hombre volvió a su casa cansado e irritado y encontró a su hija pequeña esperándole en la puerta.
_ ¿Papá puedo hacerte una pregunta? ¿Cuánto ganas en una hora?
_ Eso no es asunto tuyo- respondió enojado.
_ Sólo quiero saberlo. Por favor, dime cuánto ganas -insistió la pequeña.
_ Bien, si quieres saberlo, en una hora gano 20 euros.
La niña mirando a su padre le dijo:
- Papá ¿puedes prestarme 10 euros?
A lo que el padre le respondió furioso:
_ Si la única razón por la que me has preguntado es para pedirme dinero y así comprarte algún capricho, vete a tu cuarto y piensa porqué estás siendo tan egoista. No tengo tiempo para tus tonterías infantiles.
La niña se fue sollozando a su cuarto.
Cuando al padre se le pasó el enfado, fue a ver a la niña.
_ Tal vez he sido muy duro. he tenido un mal día. Aquí están los diez euros.
Entonces la niña sacó unos billetes arrugados y se los dio a su padre.
_ ¿Por qué me pides dinero si ya tienes?
_ Porque no tenía bastante. Ahora ya tengo 20 euros. ¿Puedo comprar una hora de tu tiempo? Quiero que vuelvas temprano a casa para estar más tiempo contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario